Sorprende que hace sólo un año todo el mundo se animaba a invertir su dinero y el de otros – principalmente – sin valorar demasiado el trabajo que iba a costar devolverlo, hoy, en cambio nosotros mismos nos hemos reducido nuestra capacidad de endeudamiento a la mitad. ¿Tanto ha cambiado el mundo en un año o es que somos animales sociales que vemos sólo el corto plazo?
Creo que hay dos tipos de crisis, las cíclicas que llevan a una purga superficial y que hacen que valoremos mejor los productos y servicios, y las crisis históricas como la Gran Depresión de 1929, estas últimas vienen a corregir desequilibrios severos y provocan grandes cambios. Si estamos ante una de las primeras o de las segundas, será el tiempo el que dicte sentencia, pero un dato objetivo es que el mercado secundario dobla al primario a nivel mundial, es decir, que hemos llegado a unas cuotas de especulación nunca vistas.
Pienso que lo ideal antes de tomar una decisión que afecte a nuestro bolsillo sería hacernos cuatro preguntas y no prestar atención a los mensajes catastrofistas ni tampoco a los muy optimistas, estas preguntas serían:
– ¿Dónde estoy?
– ¿Dónde me gustaría estar?
– ¿Dónde estaré?
– ¿Dónde me gustará estar?
Crisis o purga
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