Así es como creo que conviene comportarse en la Red, con una naturalidad controlada.
En Internet todavía gobierna la anarquía, y ojalá dure mucho, pero, igual que no salimos en calzoncillos a la calle tampoco debemos estar de cualquier manera en la Red.
Para mí, el mejor estado para publicar en un blog es el de obviedad, y quiere decir que ves obvio un razonamiento por lo que puedes salir a contarlo, y eso no quiere decir que sea obvio para los demás.
Es tras publicar en tu blog cuando te das cuenta de si era obvio, si no lo era o de si estabas equivocado. En Internet la soberbia no gusta, pero tampoco se trata de aparecer como una persona sin criterio o deliberadamente tímida. Piensa que estás escribiendo tu curriculum, Google lo irá almacenando, y créeme, la caché de Google es insondable, nunca ha habido un bibliotecario como él, aprovéchalo.
Se trata de mostrarte como eres, no finjas, tampoco es necesario que temas los resultados de un exhibicionismo controlado, seguro que tienes cosas que contar, seguro que ayudas con ello a la gente, el primero a ti mismo cuando releas esas obviedades y te des cuenta que, para nada, eran tales obviedades. Tu blog evoluciona contigo; esas son las reglas, pero respeta las formas o, probablemente te acabes arrepintiendo de haber subido una simpatiquísima foto tomada entre amigos a las 2:30 de un sábado cualquiera.
Un truco, madura una nueva entrada durante días, semanas e incluso, meses, luego ya es una obviedad, ya está lista para publicarse. La ocurrencia que aparezca de repente puedes escribirla, sí, pero dale 24 horas antes de apretar el publish; también es válido usar una libreta y escribir con boli, sí, los bolígrafos siguen funcionando en el Siglo XXI, para pasarlo a limpio en el blog.
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