Ojo con Facebook que va camino de convertirse en el próximo malo de la película.
La posición dominante que tiene en el mercado del tráfico de Internet en general y de las redes sociales en particular, sumada a la testosterona de un mozo de 26 años han llevado a Facebook en una posición agresiva. Sus políticas hacen que Facebook sí se puede meter en otras webs pero no al revés. Os pongo un ejemplo, con tu Facebook puedes acceder a tu Gmail pero con tu Gmail no puedes ir a tu cuenta de Facebook.
Como siempre son las personas quienes están detrás de todo esto. Facebook la hicieron un grupo de estudiantes para salir de copas. Google la hicieron dos aficionados a los Lego y obsesos de los ordenadores que, en cuanto empezaron a levantar inversión contrataron a un todo terreno que había pasado por Sun, Novel o Apple para que gestionara la empresa.
El caso es que hay asimetría entre los hormigueros de Google y de Facebook, digamos que hay un Gore-tex en medio, una membrana que deja pasar bien en un sentido pero no en el otro. Como es natural y al igual que Google, Facebook tiene obsesión por guardar la información, de manera que fija y publica cosas que tú quizás no quieras que se fijen y publiquen.
Eso sí, para usar Facebook no tienes que convencer a nadie; te das de alta, le dejas tragar tu lista de contactos de tu correo electrónico – que es una red social más -, por ejemplo que los trague de tu Gmail – que Google si le deja – y te encuentras a uno que jugaba a rugby contigo a los quince años y hasta a las amigas de tu madre.
Por lo que dicen Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Facebook está clavado en su película: La red social.
Nota: yo uso Facebook aunque la que más me gusta es Twitter.
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