
Hay un intenso debate desde hace años sobre si debemos almacenar la información en Internet o no; pero no es de ahora, esta discusión comenzó ya en la primera burbuja de Internet, allá por 1999, cuando nos conectábamos a Internet a través de la linea telefónica.
Resulta que la discusión ya no es la misma porque la situación es otra. Resulta que ya no nos conectamos a Internet mediante la linea de teléfono, sino que el teléfono llega a través de la conexión a Internet y eso que el cable, en muchos casos es el mismo que el de 1999, lo cual nos adelanta ya el valor que tiene el software, por encima del hardware en todo esto, software que ha conseguido que pasemos mucha más información por el mismo canuto.
Somos cada vez más digitales, van desapareciendo soportes físicos para la información; ya no pensamos en música, cine o libros; ahora los tres caben en un disco duro ergo son información. Juan Freire en Tiempo, espacio y la angustia de la vida desmaterializada hablaba del libro como el último reducto material que nos queda, la única posesión personal.
Sólo los profesionales de la informática vinculan la información con el hardware, es decir, con lo material. Por deformación profesional, cuando piensan en información piensan también en un aparcamiento y en una carretera que permite llevar el coche hacia otro aparcamiento. Desde esa óptica parece lógico reducir el desplazamiento y tener el aparcamiento cerca para poder visitarlo con facilidad. Pero la lógica de Internet es distinta, es colaborativa desde su nacimiento allá por 1990.
Lo digital es también cada vez más ubicuo, ya he comentado en otras ocasiones que si Internet 1 era para leer e Internet 2 era bidireccional, Internet 3 se mueve, es ubicuo. La ubicuidad se lleva mal con servidores monstruosos que requieren temperatura, alimentación eléctrica y conexión a red constantes. El hardware grande – el servidor – se ha convertido en una mercancía, en una commodity, tiene disponibilidad y precio estables, no hay diferenciación y los márgenes del negocio son bajos, y lo serán aún más cuando vayan desapareciendo algunos oligopolios que quedan.
Los informáticos de sistemas no pueden acertar, solo equivocarse. Me explico, si todo funciona es normal, al departamento de sistemas solo se le ve cuando se cae la red, cuando falla se les señala con el dedo. Pese a ello se sienten inseguros si la información está en otro sitio, y no digamos nada cuando está distribuída en muchos sitios, aunque esté mejor custodiada que en los suyos propios.
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