Estuve en la primera edición de La Red Innova hace dos años y he vuelto a estar ayer y hoy. De la primera edición me quedo con su vocación hispanoamericana y su pretensión de que la gente lo pasara bien; el networking, como el valor en la mili, se da por supuesto.
Ahora La Red Innova ha evolucionado acorde a sus genes, me llama la atención que mucha gente que no está en el circuito Internet se ha acercado aquí como si a un congreso asistiera, de este modo, la Red Innova está haciendo una labor de evangelización sobre lo que Internet está cambiando el mundo de los negocios. Sigue focalizada a negocio y, dentro de esto, a márketing, es una imagen superficial del mundo Internet; tampoco tiene que ser otra cosa pues hay otros eventos técnicos.
El problema es que los nuevos se vayan con una sensación de superficialidad, de show business únicamente. Si bien es cierto que el márketing es crítico en la nueva economía, que es más importante el cómo que el qué, y este evento lo transmite magistralmente. Por ponerle una pega, me he encontrado algunas presentaciones excesivamente comerciales por parte de grandes empresas.
En resumen: te lo pasas bien, aprendes algunas cosas y conoces gente. Y sobre todo, una vez al año tenemos a alguien que nos recuerda que nuestro futuro está en Hispanoamérica, y orienta el networking hacia Brasil, Argentina o Chile. Una pena que nos tengan que recordar lo obvio pero así es en muchos casos, y más aún cuando creo que los países hispanoamericanos son de los mas creativos del mundo – concretamente Argentina y España, por ése orden – y la creatividad es hoy uno de los principales medios de producción.
De las ponencias que he visto me quedo con el gran Pau, el creador de EyeOS; y una estrella emergente que va transcendiendo del mundo emprendedor. Pau arriesga constantemente en sus charlas, improvisa menos de lo que parece, pero sobre todo tiene sentido común a raudales. Su alegato en favor de las startups tiene puntos manifiestamente criticables pero supone un soplo de aire fresco en el panorama. Tiene 24 años, carisma y sentido común; ya era hora de que nos saliera un monologuista así.
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