En estos días lluviosos y desapacibles no puedo quitarme de la cabeza a la gente que veo pidiendo por la calle porque son iguales a tí y a mí.
Una hipoteca es un préstamo con garantías reales, es decir, la casa garantiza la devolución de la cantidad adeudada. Cuando se deprecian los pisos quien debería estar pillado es el banco pero no, en España no tenemos dación en pago por lo que van directamente contra tu patrimonio cuando la subasta de la vivienda no satisface la deuda pendiente.
Los bancos no paran de coleccionar pisos que no acaban de vender porque en el camino hundirían los precios y con ellos sus ya maltrechos balances, que por otra parte nadie se cree.
Hace mas de cuatro años que mi admirado tío Eulogio comenzó a proclamar que quiebren los bancos, que quiebren los países. Este verano, al igual que los anteriores, pasé casi un mes en Portugal; nuestros hermanos están como nosotros sólo que van un año y medio por delante y tienen menos capacidad de negociación ante Bruselas que España, pero por lo demás somos idénticos. El caso es que Portugal ha hecho una nueva, la enésima, inyección de liquidez a la banca; lo cual me hace pensar que esta banca no tiene solución y nos estamos reventando a nadar para acabar muriendo en la orilla. Cuando una profesora de ballet evalúa riesgos en la CAM porque le tocó un sorteo ante notario da igual el dinero que inyectes ahí pues es un saco roto, un saco roto que un servidor postula íntimamente ligado a la corrupción que toleramos y validamos cada cuatro años en las urnas.
De hecho se podría dar la siguiente paradoja: Imaginemos que mañana por la mañana una caja desahucia a una familia de su piso por no pagar la hipoteca. Cuando estén en la calle irán a un supermercado a comprar pan y fiambre para hacer unos bocadillos. La madre mirará el ticket y verá escrito: TOTAL IVA 1.00€ y pensará: una buena parte de este euro va a pagar el agujero del que me acaba de desahuciar. Si yo no pago mi deuda con ellos me echan de casa, si ellos no pagan sus deudas yo se las pago con mis impuestos. No es justo. Las injusticias se acaban pagando, quizás sea donde menos lo esperemos, pero las acabaremos pagando.
Sucede que una mujer se ha suicidado cuando le estaban deshauciando y se ha abierto un debate sobre los deshaucios en el que los jueces protestan por ser meras herramientas de los bancos, hasta el punto de que Kutxabank y Caja Laboral hayan suspendido temporalmente la ejecución de desahucios a la espera de una eventual reforma legislativa. El sentido común rechina cuando pensamos en el dinero que estamos invirtiendo en nacionalizar bancos quebrados para que luego ellos le quiten la vivienda a nuestro vecino y la exclusión social aparezca en nuestro propio bloque de viviendas.
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