Algunos de los mejores recuerdos de mi vida están unidos a una bicicleta. De pequeño aquella pequeña Orbea azul me hacia volar por el parque de Mondoñedo, y en mi adolescencia la GAC de carretera que aún conservo me llevó por media Asturias.
Hace quince años que llegué a Madrid con la GAC bajo el brazo, a los pocos días se me ocurrió bajar por la vía de servicio del Paseo de la Castellana, en los semáforos los automovilistas me miraban como si fuera un extraterrestre y no paraban de preguntarse qué diablos hacía yo allí.
Hace cinco años soñé una bici y tuve la suerte de dar con Aimar Fraga para que la hiciera realidad,
desde entonces he disfrutado tanto como lo hice en el parque de Mondoñedo o atravesando Asturias. Poco a poco, durante estos últimos años he dejado de estar sólo en la bici, cada vez es más gente la que hace ciclismo, pero sobre todo, cada vez hay más personas utilizando la bicicleta como medio de transporte.
Hace más de dos siglos que se diseñaron las primeras bicis pensando en obtener de ellas una ventaja militar, luego vino su uso recreativo y hace siglo y medio se revolucionó su diseño al ponerle pedales y cadena hacia algo muy parecido a lo que utilizamos hoy. Fue entonces cuando explotó como medio de transporte, era sano, eficiente y bastante asequible, hasta que en la segunda mitad del siglo pasado el coche nos hizo vagos, sedentarios y consumistas.
Hoy la bici está perseguida en España.
Se le considera vehículo non grato porque no paga impuestos especiales o de circulación, además es sorprendentemente barata. Es por eso que le han puesto una tasa de 3€ por montarla en un tren de regionales, y también es la razón para obligar a usar el casco en ciudad, algo que no sucede en las ciudades europeas que podrían darnos lecciones de esto.
Uso la bici a diario, siempre con casco y nunca la monto en el tren, vamos que no soy sospechoso de defender mis posiciones. Hace tres años me rompí el tabique nasal al esquivar a un conductor que se había saltado un semáforo, y eso que llevaba casco; pero he seguido utilizando bici y casco a diario. Aún así creo que todas estas cosas son trabas que entorpecen el uso de la bici.
Los carriles bici en España tienen hoy una intención recreativa y no de transporte
es más, como han sido diseñados por personas que no montan en bici algunos tienen curvas imposibles o atraviesan zonas de aceleración en incorporaciones a autovías.
En Copenhage lo tienen claro, la bici le ahorra 270 millones de euros a su sistema sanitario y eso hay que reinvertirlo en fomentar su uso. Aquí desgraciadamente pesamos que la bici está fuera de la ley y del sistema impositivo. En centro-Europa llueve más, hace más frío y se hace de noche mucho antes que aquí; aún así ellos son más sanos, limpios y felices gracias a montar en bici cada día de casa al trabajo.
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