Un intraemprendedor es un trabajador que hace cosas nuevas dentro de una empresa, es decir una persona que emprende sin ser suya la compañía.
Este movido siglo XXI es muy distinto al anterior, es por eso que estamos viviendo en un tiempo de cambio que no parece vaya a parar sino que parece ir a más. Ya he comentado en otras ocasiones que este siglo viene empujado por dos motores, como son la transparencia y la colaboración; pero además estos dos motores van en dirección contraria a la opacidad y el individualismo marcaron el tecnificado siglo XX.
Para adaptarse a este nuevo mundo al que está dando lugar este nuevo siglo y este nuevo milenio,
las empresas tienen dos opciones: desaparecer y refundarse o meter agentes de cambio – intraemprendedores –
dentro de su estructura, es decir encontrar en el mercado laboral a personas inquietas, polivalentes y capaces de adaptar su empresa por completo a las nuevas necesidades del cliente.
La transparencia y la colaboración sirven para construir redes, mientras que la opacidad y el individualismo sirven para crear jerarquías en las empresas, las nuevas empresas son rápidas, ligeras y trabajan en red, las empresas que hoy desaparecen son lentas, pesadas y funcionan jerárquicamente.
Este nuevo siglo, este nuevo tiempo viene marcado por las redes y por los fenómenos emergentes que van de abajo arriba. Las jerarquías en las empresas no dan respuesta a lo que el cliente pide ni en tiempo ni en forma, para responder a lo que busca hoy el cliente las empresas necesitan empleados que piensen por si mismos, como es el caso de los intraemprendedores.
Pero el intraemprendedor ha de ir un paso más allá dado que ha de ser ejemplo para sus compañeros,
no solo ha de pensar por si mismo sino que debe hacer que sus compañeros también piensen por si mismos, debe ser el catalizador para construir redes.
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