La potencia sin control no sirve de nada
Pirelli
Estamos en una fase tan temprana de gamificación que no distinguimos si algo esta bien hecho o no por sus resultados sino por lo que un juego engancha a la gente.
Blizzard, la creadora de World of Warcraft sentó cátedra con su capacidad de enganchar, la narrativa es excelente, el incremento de dificultad del juego es perfecto y tiene excelentes recursos para hacernos hacer creer la historia, como mensajes de ayuda o personalización del avatar. Pero no confundamos WoW con gamificación pues es un juego y no tiene un objetivo más allá de ser jugado y pagado.
La gamificación parte de un objetivo, no es un fin sino un medio. Cuando piensas en aprender a tocar la guitarra eléctrica te haces a la idea de estar un año yendo a clase una o dos veces por semana y practicando en casa otras tantas, te ves paseando con la guitarra enfundada en una fría noche de invierno y pagando bastante dinero por ello.
Rocksmith es un programa para ordenador y consola que trae un cable para conectar tu guitarra eléctrica, hace que la guitarra suene a través del ordenador y te dice qué tocar pero sobre todo sabe cuando lo haces bien y cuando das la nota equivocada. Te da libertad para tocar canciones o jugar a videojuegos donde la guitarra es el mando y te hace afinar la guitarra cada dos por tres con su afinador.
Todos tenemos el Guitar Hero en la cabeza, y con el Rocksmith a veces piensas que estas tocando con una guitarra de mentira porque el juego tiene una narrativa similar detrás – si algo ya engancha parqué cambiarlo -.
Cuando acabas de practicar la guitarra en Rocksmith y, al menos en mi caso, vuelves a la aplicación de Steam – que es un distribuidor de videojuegos – te encuentras con un contador de badges conseguidos, pero sobretodo, ves el número de horas practicadas, te lo llevas a horas de ir a una clase y volver,.. y pagarla; y es ahí donde te das cuenta de la enorme potencia de la gamificación combinada con la tecnología, y claro, vas y lo cuentas aquí.
Cuando ves también el callo que tienes en las yemas de los dedos te das cuenta de que esto no es un juego y que tienes nueva destreza con la guitarra, que las primeras lecciones no han conseguido frustrarte y que estás enganchado a tocar, solo te queda el miedo a volar, es decir el día que desenchufes tu guitarra del ordenador y la enchufes a un amplificador.
La única manera de entender un juego es jugarlo así que si tienes una guitarra eléctrica muerta de risa porque te frustró aprender a tocarla, cómprate el Rocksmith y disfruta del viaje.
Al Rocksmith le llamamos juego pero realmente es un método de guitarra.
Deja una respuesta