Hackear la educación III: colaboración por defecto

Sucede que ni la mayor empresa que ha habido nunca, como es Apple todavía puede lanzar algo sola. Sucede que Apple colabora con diseñadores, fabricantes y ensambladores de hardware; sucede que Apple llega al punto de tener un supermercado de aplicaciones donde un chico de quince años puede subir un programita y venderlo. Y ojo, Apple no es precisamente el paradigma de la colaboración sino un gigante del software y hardware propietario.

Si las mastodónticas empresas no pueden competir solas porque las expectativas del mercado son enormes, qué vamos a decir de las empresas pequeñas y más aún, de los propios individuos. Sí, hablo de empresas y de individuos porque este es el siglo de la iniciativa, algo que no nos enseñaron a las generaciones anteriores ni hay muchos profesores dispuestos a enseñarlo ahora. La correspondencia entre emprender y tener iniciativa no es biunívoca, es decir, no todos los que tienen iniciativa montan una empresa, pero sí que los que montan una empresa tienen iniciativa; iniciativa emprendedora en este caso.

Colaborar no sale gratis, se empieza dando para después recibir. El sector que quizás mas experiencia tenga en colaborar es el del software libre. Es curioso, en las comunidades de software libre los líderes acaban emergiendo antes o después, los jefes no se postulan sino que son elevados por los demás miembros de la comunidad; y normalmente la comunidad nombra lider al que más valor aporta. Es decir, para colaborar hay que aportar primero para ya veremos que pasa luego. Ni es gratis, ni siquiera hacerlo bien asegura tener premio, sino que debes conformarte con hacer cosas buenas y co hacer las cosas que quieres de verdad hacer.

Seguimos sin enseñar el trabajo en equipo mas allá de repetirnos lo importante que éste es; pero la auténtica educación se hace a través del ejemplo, y no damos ejemplo de trabajar en equipo ni de colaborar en nuestro día a día.

El título de esta cadena de post es, en si misma, una muestra de lo que la inteligencia colectiva. Me explico, a la primera entrega, yo la había titulado: Hackear la educación I: creatividad por decreto, quizás en recuerdo de una canción de Defcondos llamada Acción mutante (… mutilación obligatoria, amputación por decreto). Pero Lucas Cervera me comentó en Facebook que la creatividad no debería ser por imposición

Discusión en Facebook

El caso es que, en paralelo, Germán Muñoz, un chico de 17 años tuitea esa primera entrada con una serendipia – un hallazgo feliz – que yo, muy agradecido, tomo para mi blog, y la cosa se queda en creatividad por defecto.

Iniciativa emprendedora a los 14 años. Néstor Palao

Néstor es un maquero adolescente, tiene ilusión por explorar y exprimir el loco mundo de las Startups. Comenzó hace unos meses a escribir iPhoneA2, un blog sobre Apple. No, Néstor, desgraciadamente no es un caso habitual.

Cuando yo tenía siete años me puse a vender collares de margaritas que hacía mi hermana frente a la fachada de la Catedral de Mondoñedo; aquello creó cierto revuelo; recuerdo que tuvo que venir a buscarme mi madre, que no me reprochó lo que hacía, sino mas bien el haberlo hecho en un pueblo de Lugo de los primeros años ochenta, en fin, que si lo volvía a hacer era recomendable alejarse del centro del pueblo; lo intenté en el parque pero no pasaba tanta gente y las ventas bajaron dramáticamente.

El caso es que el buen Néstor, días después de volver de Iniciador kids, escribió esta entrada en su blog; y poco después nos sorprendió a todos con este twit:

Hace algunos meses, Pau García Milá, fundador de eyeOS arrancaba una charla diciendo:

En otros países te ganas las cosas, en España tenemos la paga.
¿Has visto a algún niño vendiendo limonada?

Eso es cultura emprendedora, vender limonada, y así se aprende. Sacando unos eurillos por los banners. Luego, si a Néstor le va bien se comprará el iPhone, el iPad y hasta un MacBook; y tendrá que explicarles a sus compañeros de clase que se los han costeado sus anunciantes, y se acabará convirtiendo en un ejemplo para algunos de ellos.

Nos asusta ver a un niño vendiendo porque, en definitiva nos asusta vender; y eso hay que curarlo, y cuanto antes mejor. Ahora tenemos que empezar por respetar a Néstor por ponerse a vender, ya no digo reirle las gracias ni mucho menos comprarle algo. Será suficiente con que no seamos como los habitantes de Mondoñedo de 1983.