El software libre está marcando el camino

Quizás lo mas difícil de asumir del cambio que vivimos y del nuevo mundo que resulte es que compartiendo se gana. No tenemos el cerebro preparado para esto; podemos ser éticos o buenistas, da igual, en nuestra herencia ganar y compartir son cosas distintas casi enfrentadas. Y es probable que nos cueste más de una generación interiorizar que compartir conduce a ganar y no a perder.

El fenómeno de las comunidades de software libre en las cuales un programador demuestra sus habilidades ante un problema real; estas células auto-organizadas han acabado ganando dinero – quizás de forma desigual -, pero lo han ganado porque han impuesto sus productos en el mercado. Hay ejemplos de software libre líderes en su sector como WordPress en el de los blogs o MySQL en bases de datos. Se auto-organizan y poco a poco van surgiendo diversos liderazgos en ellas, y los líderes son encumbrados por la propia comunidad, y son siempre aquellos que mas valor aportan a la comunidad.

Vivimos en un momento de cambios, muchos cambios todos los días, cosas impredecibles a priori pero que resultan obvias a posteriori, como los cisnes negros de Nassim Nicholas Taleb. Los cambios que vivimos tienen en común el no venir de una elite dirigente sino desde abajo a arriba, son emergentes; por eso asustan tanto a la clase política, porque son impredecibles. Por eso las televisiones se empeñaban en mostrar jerarquías en la asambleas de la Acampada de Puerta del Sol, porque no la entienden, no son capaces de anticipar sus movimientos y tampoco de reaccionar a tiempo.

El software libre ya lleva 30 años destilando inteligencia desde abajo hacia arriba, ya nació así, por eso la gente que ha trabajado con comunidades de software libre entiende mejor lo que está pasando. Ahora mismo nuestra #spanishrevolution necesita líderes como el comer, y probablemente estén empezando a aparecer encumbrados por la propia comunidad, pero este proceso necesita tiempo, no se puede forzar.

Manejar los tiempos es lo más sensato que puede hacer hoy un político que tenga que lidiar con ello. Tiempo y espacio físico son claves para definir lo que luego saldrá de la aglomeración de personas; los liderazgos no son heredados ni siquiera democráticos sino meritocráticos; están basados en los méritos que la comunidad – como ente independiente – reconoce en algunos de sus miembros. En estas comunidades hablamos de liderazgos en plural pues no suele haber un líder único sino varios.

Del Capitalismo al Personalismo

Parece que más que en una crisis económica estamos ante un cambio de paradigma, y no es nada nuevo porque este proceso ha venido sucediendo en los últimos cambios de siglo.

El capitalismo es un sistema económico en el que los individuos privados y las empresas de negocios llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante complejas transacciones en las que intervienen los precios y los mercados – vía Wikipedia.

Pero en esa definición hay un par de palabras que destacan: en primer lugar no se habla de personas sino de individuos, palabra fría e impersonal; la otra palabra en cuestión es mercados: y esos mercados eran jerárquicos, lejanos y desconectados unos de otros. En el siglo XX se convenció a las masas, no a las personas; un canal de radio bastó para sacar a los norteamericanos a la calle cuando a Orson Welles se le ocurrió el guión de La guerra de los mundos.

El Capitalismo clásico entiende que con capital para obtener productos de partida, mano de obra y medios de trabajo, genera un producto que se vende y con el cual se gana dinero; pero no ve a las personas como tales sino como fuerza de trabajo, mientras que los medios de trabajo están en poder de la empresa, del capital.

¿Pero qué sucede cuando los medios de trabajo están sobre los hombros de sus empleados, en cada uno de sus cerebros? porque ese es el paradigma de la Sociedad del conocimiento en la que ya vivimos. Dos consecuencias son directas: en primer lugar, los sindicatos de trabajadores no tienen sentido tal y como los entendemos hoy, porque esas estructuras se pensaron cuando los medios de trabajo eran monopolio del capitalista, algo que sólo rompía la idea de cooperativa, y hoy, el trabajador lleva su medio de trabajo metido en su cabeza. La segunda consecuencia directa: el empresario de la Sociedad el conocimiento debe hacer un esfuerzo para retener el talento, porque con cada trabajador talentoso que se marcha, sale de la empresa una parte de sus medios de trabajo, es decir, ese cerebro amueblado en parte en la empresa que se marcha a producir para otra disinta, pero que no deja los muebles en la primera.

En el siglo XXI a las personas se las convence de una en una, no en masa. Somos muchos, y muy comunicados, quizás empezamos a estar excesivamente comunicados llegando a perder capacidad para razonar en profundidad; pero somos tantos y tan comunicados que nos vemos iguales unos a otros, situación que nos agobia y nos lleva a escorarnos para ser mínimamente originales; contactar con otras personas raras hoy es fácil, de modo que podemos sentir la calidez de la tribu de los tipos raros similares a nosotros que por el Mundo hay sueltos.

El dinero para crear una empresa y los medios materiales son hoy mercancías al alcance de todos; de las ideas, y sobre todo de las personas, no se puede decir lo mismo.